ÁVILA
CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE GRACIA, donde todo tiene su origen
Se encuentra a los pies de la hermosa muralla abulense y fue fundado en el siglo XVI por las madres agustinas. Santa Teresa ingresa aquí en 1531 como novicia por voluntad de su padre Alonso de Cepeda y hoy aún conserva el comulgatorio y confesionario de esta época. El conjunto del edificio ha sufrido varias modificaciones.
Alberga un total de 15 obras que componen el capítulo primero de la exposición de las Edades, con el título ‘Os conduje a la tierra del Carmelo’, donde se darán a conocer las raíces de los Carmelitas, su surgimiento y sentido. Es la Orden en la que Teresa de Jesús entró en1535. Destaca el magnífico Decor Carmeli, un óleo del siglo XVII, conservado en el Convento de Santa Teresa de Ávila. Se trata de un recorrido pictórico por las figuras más destacadas de una orden nacida como un movimiento eremita. Brillará también la obra Elías y los profetas de Baal, de Juan de Valdés Leal, de 1658 y procedente de los carmelitas de Córdoba. Otra de las obras más importantes es la Virgen del Carmen, protectora de la Orden del Carmelo. Un óleo de Juan Carreño de Miranda, del XVII, y procedente de la Iglesia parroquial de San Juan Bautista, de Almeida de Sayago (Zamora).
CAPILLA DE MOSÉN RUBÍ, el contexto histórico, una época de cambios
En la plaza del mismo nombre se levanta esta coqueta capilla, declarada Bien de Interés Cultural en 1983. Su arquitectura es buen ejemplo de la convivencia del último gótico y el renacimiento, un interesante entramado arquitectónico junto al convento de las Dominicas. Destaca el ábside decorado con escudos de armas nobiliarias.
Esta sede recoge el segundo y tercer capítulo de las Edades: ‘En la España de la Contrarreforma’ y ‘Las pobres descalzas de Teresa’, que nos acercan al contexto histórico de la Santa, hablando de la vida cotidiana de las monjas y haciendo énfasis en el espíritu de la contrarreforma imperante en el siglo XVI; todo ello a través de más de 40 obras. Aquí se encuentran tres importantes reliquias: un hábito, una capa y una alpargata de la mística abulenses. Frente a ello, dos esculturas de referencia en el barroco español: San Pedro de Alcántara, de Pedro de Mena; y San Francisco de Borja, de Juan Martínez Montañés.Una decena de obras se centran en los primeros pasos de la reforma teresiana, con piezas como las Capitulaciones de Santa Fe originales, del Archivo General de Simancas. También están en esta sede el proceso inquisitorial original, de Fray Luis de León, cedido por la Academia de la Historia.

San Francisco de Borja – Juan Martínez Montañés / San Pedro de Alcántara inspirándose como escritor – Pedro de Mena
IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA, el corazón de la exposición
Es una de las iglesias medievales más importantes de Ávila, de origen románico y transformada después en estilo gótico. Aquí fue bautizada Santa Teresa de Jesús, el 4 de abril de 1515, en una pila gótica del siglo XV que aún se conserva. Era habitual que ciertas familias nobles celebraran en esta iglesia sus ceremonias. La nave central del templo está cubierta con una bóveda de crucería estrellada.
Alberga el capítulo central de la muestra y da nombre a las propias Edades: ‘Maestra de Oración’. Es es espacio que concentra el mayor número de obras de arte y aborda las cuestiones místicas esenciales de la figura teresiana. Destacan grandes piezas como la Virgen del Carmen, de Nicola Fumo o la espectacular Transverberación, de Luca Giordano. En el centro de la sala, junto a las tallas de otros cristos, destacan el de los Desamparados, de Juan Martínez Montañes, uno de los dos que quedan en España; y una de las piezas más modernas de la muestra, el Resucitado, de Romero Zafra, procedente de Pozoblanco (Córdoba). La Santa Faz, de El Greco, rivaliza en protagonismo con el Cristo atado a la columna, de Gregorio Fernández, y con otras obras de Alonso Cano y Zurbarán. También destacan una Dolorosa de Pedro de Mena y la Aparición de la Virgen a Santa Teresa, de Francisco de Goya.
ALBA DE TORMES
BASÍLICA DE SANTA TERESA, la imagen más real de la Santa en un montaje sorprendente
De estilo neogótico, comenzó a construirse en 1898 con el fin de honrar a Santa Teresa y se esperaba que fuese una edificación de 3.000 metros cuadrados con naves de 12 metros de altura. Pero las obras se pararon antes de la guerra civil española y aún hoy permanece inacabada. Junto a ella reposa la conocida estatua en bronce de Santa Teresa.
Alberga el capítulo quinto, ‘Una Santa para la Iglesia y la humanidad’, con un total de 62 piezas expuestas a través de un montaje de gran potencia visual que sigue el sugerente hilo argumental de su proyección universal. Hacen referencia a la condición de la Santa como doctora de la Iglesia y figura literaria universal. Entre esta selección se encuentran las primeras esculturas y pinturas que reflejan por primera vez a Teresa de Jesús como Santa, como las de José de Mora o Gregorio Fernández, genios del barroco que consiguen dar vida a sus obras. También destacan las piezas policromadas de San Juan y la Santa, realizadas en Génova en el siglo XVIII y provenientes del Convento de los Carmelitas Descalzos de Cádiz. El retrato de José de Ribera es uno de los más bellos y el atribuido a Fray Juan de la Miseria, conservado en Ávila, está considerado uno de los más reales.
Más información en la web oficial.
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