La pintoresca villa de San Esteban de Gormaz recibe al visitante a orillas del Duero, bella y rica en vestigios históricos, y con el título de Conjunto Histórico-Artístico. Su casco antiguo lo forman los llamativos restos de su castillo emplazado en la cima de un cerro y las calles que descienden por la colina dentro del recinto amurallado. Dos de sus joyas son las iglesias de San Miguel y la de Santa María del Rivero y alberga además el Parque Temático del Románico, con detalladas maquetas los principales templos románicos de Castilla y León.

Iglesia románica de San Miguel, en San Esteban de Gormaz.
San Esteban de Gormaz, regada por las aguas del río Duero, es una de las poblaciones principales de la Ribera. Su belleza y sus vestigios históricos le han dado el título de Conjunto Histórico-Artístico y los restos de su castillo recuerdan que fue en su época uno de los más grandes de Europa. La villa conserva en su casco urbano interesantes ejemplos de arquitectura popular, sin embargo, la arquitectura por excelencia en San Esteban es la románica. Así, uno debe visitar los interesantes templos de San Miguel y de Santa María del Rivero, dos iglesias del más puro estilo románico; el arco de la Villa o el puente medieval de dieciséis ojos que cruza el Duero.
Un idílico paraje guarda San Esteban de Gormaz en su interior y es el curioso Parque temático del románico, donde se pueden conocer de cerca los principales templos románicos de Castilla y León, reproducidos a pequeña escala con todo detalle.

Vistas de la villa de San Esteban de Gormaz.
Para los viajeros de paladar exigente, en la localidad podrán degustar la excelente gastronomía como el lechazo, representativo de toda la Ribera del Duero, pero que en la villa existe una variedad típica, la ‘ojalada’, una variedad autóctona de la zona que ofrece una carne de primerísima calidad. Y no te vayas de San Esteban sin probar una buena copa de vino de alguna de sus innumerables bodegas excavadas en la tierra.
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