Este es el año de Toro, un 2016 en el que se convierte en la capital del arte sacro de Castilla y León con la exposición ‘AQVA’ de Las Edades del Hombre, que estará en Toro hasta el mes de noviembre. Hacemos un recorrido por esta noble villa para redescubrir uno de los conjuntos artísticos más impresionantes de la Comunidad, con una situación privilegiada sobre una atalaya frente al río Duero y su inmensa y fértil vega. Nos dejamos llevar por su trazado medieval, del que son visibles algunos tramos de la muralla y puertas, y por sus calles porticadas, sus patios escondidos y su infinidad de palacios e iglesias. Y, por supuesto, disfrutamos de su vino de gran personalidad. Acompáñanos por Toro.
Entramos a Toro por el Arco de la Corredera que nos lleva directamente a su puerta más emblemática, la del Mercado, sobre la que se yergue la gran Torre del Reloj, que nos da acceso al centro histórico.
Crece el bullicio de los toresanos, que pasean y compran por esta zona peatonal, porticada en alguno de sus tramos y enmarcada por preciosas viviendas medievales, muchas de ellas reconstruidas. Su Plaza Mayor la custodian el bonito edificio del Ayuntamiento, del siglo XVIII, y la iglesia del Santo Sepulcro, de estilo mudéjar y que es una de las dos sedes de la exposición ‘AQVA’ de Las Edades del Hombre. Esta céntrica zona de Toro es una de las más populares para tapear y disfrutar de un buen vino de la Denominación de Origen Toro, de gran cuerpo y elaborados con uva autóctona.
Continuamos el paseo hasta toparnos con la impresionante Colegiata románica de Santa María la Mayor, una joya de inmensa belleza del siglo XII y que se ha convertido en la sede principal de la exposición de las Edades del Hombre, que alberga cuatro de los seis capítulos de los que se compone la muestra de arte sacro. Debes fijarte en su espectacular cimborrio y en los artesonados de su puerta principal. Detrás, se encuentra el Mirador del Espolón, que nos regala una de las vistas más preciadas de la inmensa vega del Duero, que baja regando las tierras de la región.
Seguimos hacia el oeste haciendo una parada en el Monasterio del Sancti Spiritus, del que destaca el artesonado mudéjar de la iglesia y el hermoso y sobrio claustro. Seguimos hacia la iglesia de San Salvador, de estilo mudéjar, como otras de la villa: San Lorenzo el Real, Nuestra Señora de la Vega o el Monasterio conocido como ‘Las Sofías’, una auténtica sorpresa en nuestra visita. Pese a su apariencia de ‘cerrado’ no dudes en llamar a su puerta y sus hermanas Premonstatenses -las únicas en España y que cumplen 700 años en este palacio- estarán encantadas de mostrarte el interior de esta joya patrimonial. Tuvimos la suerte de conocer a Sor Natividad, que nos descubrió el patio de la Cisterna y el bellísimo claustro, que hoy sufre los estragos del tiempo y las hermanas hacen todo lo posible por mantener en pie su columnado y capiteles.
Visitamos también el Alcázar, del siglo X, que conserva sus imponentes muros; el Palacio de los Condes de Requena, donde debes entrar a ver su patio central, propio de la suntuosa mansión gótica que fue. Sorprendentemente, por la puerta de los ‘aseos, llegarás a otro patio de artesonado increíble. Terminamos la visita a Toro pasando por los jardines de la Plaza de San Francisco, frente al Teatro Latorre, que acogerá una programación especial con motivo de las Edades, y la Plaza de Toros, uno de los cosos más antiguos de España (1828). En realidad, Toro es mucho más, pero os invitamos a descubrirlo vosotros mismos.
Reportaje y fotografía: Sonia Vidal
Lee el reportaje en la versión online de Revista Turismo, páginas 64 y 65.