Las cosas y los pueblos se transforman viendo el devenir de sus gentes y tradiciones. Hoy permanecen en Portugalete y Valladolid dos reliquias que sobreviven al paso del tiempo y que crean lazos entre estas dos ciudades tan opuestas, una marinera y otra en pleno corazón de la meseta. Sus puentes colgantes se erigen hoy majestuosos, testigos del trajín de nuestro tiempo pero impasibles a él. El portugalujo, conocido como Puente de Bizkaia o Puente Colgante, fue el primer transbordador construido en el mundo, mientras que el vallisoletano fue el primero de su tipología en ser levantado en España. Dos pioneros a su manera y con sus propias características; dos hitos de su época que aún siguen viendo pasar la historia de dos ciudades cautivadoras.
Sus puentes colgantes son solo un lazo más de hermanamiento entre estas dos localidades, que ya encontraron similitudes en el mercado que se construyó en pleno centro de Valladolid, en el siglo XIX, y que llevaba el nombre de Mercado de Portugalete. Aún hoy, la plaza que albergó dicho mercado conserva este nombre. A esto unimos ahora el hecho de que ambas villas posean un puente colgante, siendo además, en los dos casos, pioneros en su momento por sus características.
Valladolid, una conexión única. También conocido como Puente de Prado, fue inaugurado en abril de 1865 y, por tanto, es una construcción anterior a la del puente de Portugalete, que se convirtió en su momento en la primera de su tipo en España. Cruza el río Pisuerga y une la Avenida Salamanca con el Paseo de Zorrilla, una de las arterias principales de la ciudad. Es el segundo puente más antiguo de la ciudad, tras el Puente Mayor, lo que lo hizo ser durante años una importantísima conexión en lo que eran entonces las afueras de Valladolid. Algo parecido ocurre en Portugalete, ya que une la villa con el barrio de Las Arenas -municipio de Getxo-, en un paso imprescindible entre las dos márgenes de la Ría de Bilbao. A diferencia del portugalujo, el vallisoletano se proyectó como un auténtico puente colgante aunque finalmente se quedó en uno de tipo arco atirantado, formado por dos grandes celosías metálicas que sujetan el tablero.
Portugalete, una obra maestra. Su autor fue Don Alberto Palacio, una construcción sorprendente que combina a la perfección belleza, estética y funcionalidad. A diferencia del vallisoletano, éste es de tipo transbordador y de estructura metálica, e inaugurado en 1893, se convirtió en el primero de su tipología en todo el mundo. El puente consiguió unir Getxo con Portugalete, dos pequeñas localidades balnearias veraniegas, sin necesidad de interrumpir la navegación del que era uno de los puertos fluviales con más activo tráfico naval de Europa. El 13 de julio de 2006 fue declarado como Patrimonio de la Humanidad y considerado como una de las más destacadas obras de arquitectura del hierro de la Revolución Industrial.
UNA VISITA DE CERCA. Es impresionante acceder a la pasarela peatonal del Puente de Portugalete, a 45 metros de altura, a través de sus ascensores panorámicos donde, además de sus vistas espectaculares, puedes observar el mecanismo de funcionamiento de la barquilla, el carro, los motores o las péndolas, de esta gran construcción. La pasarela también cuenta con un sistema de megafonía en diversos idiomas que explica la historia del Puente. Puedes realizar tu reserva en promocion@puente-colgante.com o a través del teléfono 94 480 10 12.
Por Sonia Vidal
Lee el reportaje en las páginas 78 y 79 de la revista de mayo.