Entrevista
ANA REDONDO GARCÍA
Concejala de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Valladolid
“La cultura es la inversión y el turismo su rentabilidad”. Estas fueron las primeras palabras de Ana Redondo García (Valladolid, 1966) y ya nos dan una pista del cambio significativo que vive la institución. Algo huele a nuevo en Valladolid, a compromiso con el turismo, a trabajo por hacer de esta una ciudad más abierta y amable. Para Ana Redondo, actual concejala socialista del Ayuntamiento, es su primera legislatura en la administración local, pero su trayectoria política es amplia. Doctora en Derecho Constitucional, ha ejercido como profesora en la Universidad y desde 2007 ha permanecido en la primera línea política de la región alternando el puesto de portavoz del PSOE en las Cortes y el de procuradora autonómica. Ahora, con un presupuesto total de 16 millones de euros para la Concejalía, Redondo trabaja en numerosos proyectos que contribuirán a hacer de Valladolid un destino turístico de referencia nacional.
¿Cuáles son las apuestas más fuertes de la Concejalía para este año 2016?
Fundamentalmente es la de consolidar proyectos que han funcionado, consolidar la cultura de base para la ciudad. Ahora no es posible hacer grandes inversiones en infraestructuras, lo que necesitamos es llenar esos espacios culturales de actividad y que sea de la que los ciudadanos pidan. Para esto hemos desarrollado un plan sociocultural multinivel, que significa que la cultura es transversal, que tiene distintos niveles y no se puede obviar ninguno. Desde el de base, que se hace en los barrios y en los centros cívicos, al de la excelencia cultural, que permite dar el salto a la profesionalidad y pone los instrumentos necesarios para ello.
¿Cómo es posible hacer este plan sociocultural viable?
Lo más importante es que todos los grandes eventos que tiene la ciudad ya consolidados, como la Feria del Libro, la Seminci o el TAC, estén bien articulados y tengan una continuidad. Que no sean solo unas actividades puntuales que se agoten en esos días sino que tengan toda una red que les soporte a través de otras acciones, ciclos, talleres, festivales más pequeños, etc, de su ámbito, que se repartan a lo largo del año y desemboquen finalmente en ese gran evento, que sería ya la apoteosis de todo el trabajo generado a lo largo del año. Es verdad que hay sectores culturales en los que se ha desarrollado mejor esta red, como es el caso de las artes escénicas, pues contamos con varios espacios multidisciplinares que se complementan en programación y estilos, como son el Teatro Calderón, el LAVA y los distintos centros cívicos. Pero, sin duda, hay que seguir trabajando en esta idea de generar tejido.
Desde hace tiempo, Valladolid intenta cambiar su imagen de ciudad aristocrática, industrial y con gente un poco estirada por la de un lugar más cosmopolita, abierto y amable. ¿Cree que vamos por el buen camino?
Valladolid es una ciudad muy plural y con un riquísimo pasado histórico. Somos aristocráticos porque aquí hemos tenido la capitalidad y a lo largo de la historia han pasado los grandes de la corte española y de la cultura, que han dejado un poso patrimonial muy importante y ese es un rasgo que nos gusta reivindicar a los vallisoletanos. Pero luego también hemos sido una ciudad muy industrial, con una importante industria automovilística que hizo crecer los barrios y por eso también podemos decir que somos una ciudad obrera. Me gustaría poner el ejemplo de la comisaria de arte Dolores Tomás, pues me dijo que “Valladolid es una ciudad austera que todo lo que tiene lo tiene muy bueno”, y que eso lo diga alguien que ha visto mucho mundo y solo haya pasado aquí unos días te pone sobre la pista de la ciudad que tenemos.
Entonces, ¿qué cree que es lo que falla en la proyección de la imagen de Valladolid?
Quizás hasta ahora el haber tenido al frente de la ciudad a alguien con una imagen negativa de cara al exterior no dejaba de ser un elemento distorsionador de la misma porque, al fin y al cabo, es quien nos representaba. Aunque sea verdad que igual somos más austeros que en otras partes del país, lo que tenemos en la ciudad es muy bueno y está muy bien hecho. Creo que el cambio de alcaldía ha favorecido nuestra imagen y eso se ha notado en el turismo de los últimos seis meses, que ha sufrido un importantísimo arreón, subiendo un 14%. Hemos entrado por primera vez en Exceltur -Alianza para la Excelencia Turística-, pues el ratio de pernoctaciones ha subido hasta superar las 600.000 al año. Lo que sorprende es que ¡la ciudad es exactamente la misma!, así que algo tendrá que ver con la imagen que proyectábamos antes al exterior.
Valladolid tiene una gran oferta, consolidada y de calidad, pero muchas veces se estanca en lo estacional. ¿Cuál es el camino para crear un destino de referencia, por ejemplo, de fin de semana?
Sabemos perfectamente cuáles son nuestros potenciales clientes y tenemos una ubicación privilegiada. El madrileño es muy potente, son cinco millones de habitantes a 50 minutos en AVE. Lo que ha pasado durante mucho tiempo es que el AVE se cogía para ir a Madrid a ver cultura, pero hay que conseguir lo contrario, que ellos vengan a Valladolid de escapada. Lo que nos falta son paquetes de fin de semana y de puente con ofertas de enoturismo por las cinco Denominaciones de Origen pues tenemos ¡algunas de las mejores bodegas del mundo! Es interesante que el turista no solo disfrute de las grandezas de la ciudad, sino que salga a la provincia, visite bodegas, compre vino y vuelva a dormir a Valladolid. Incluso crear un paquete que incluya una escapada a una de las ciudades patrimonio -Ávila, Segovia, Salamanca- que están aquí al lado. Pero esto requiere una estrategia coordinada que implique a las diputaciones y al Gobierno regional que permita tener al viajero disfrutando de toda la Comunidad.
Tenemos buenas comunicaciones por carretera, salvo el eje del Duero, y tenemos AVE, pero un aeropuerto que no termina de despegar. ¿Qué planes hay para desarrollar esta vía de comunicación que es el futuro?
Las posibilidades del aeropuerto eran enormes, podíamos haber sido un segundo aeropuerto de Madrid-Barajas, con vuelos chárter, como tienen muchas grandes ciudades de Europa. Pero nunca se ha trabajado un plan estratégico así y ahora sufrimos una situación compleja con cuatro aeropuertos en Castilla y León que no se pueden mantener salvo con una especialización. Siempre he sido partidaria de buscar cuál podría ser la viabilidad más rentable de cada uno y Valladolid, por ejemplo, puede ser un excelente destino de mercancías, un aeropuerto chárter de Madrid o uno especializado en viajes de universitarios. Hay aerolíneas interesadas, pero una administración local sola no puede dar solución a un problema tan complejo, es necesario que la Junta se involucre para no acabar con el cierre final de las cuatro bases.
La ciudad no cuenta con un palacio de congresos como tal y su Feria va un poco al ralentí. ¿Tiene algún plan para incentivar estos dos importantes proyectos?
Ahora no es momento de hablar de generar nuevas grandes infraestructuras. El ya existente Centro Cultural Miguel Delibes es muy potente y puede hacer como palacio de congresos de forma excelente, incluso puede que sea un espacio hoy infrautilizado. En el caso de la Feria de Valladolid, sin duda, se encuentra en un lugar ideal y hay que potenciar su actividad. Juan Useros ha hecho un gran trabajo y ahora hay que dotarla de más medios y hacer que se llene de contenido.
Valladolid es muy rica en recursos enoturísticos, pero le falta un nexo de unión con otros Ayuntamientos y empresas para organizar visitas y rutas con un precio y condiciones ya establecidos y convertir así la zona en un centro enoturístico único.
Es cierto, es un sector que no ha dejado de crecer y que mueve mucho dinero. Creemos que sería muy importante para su proyección crear una gran fiesta de la vendimia en Valladolid, en la que promocionar sus increíbles caldos y todo lo que se mueve alrededor de ellos. Hay que ponerlo en marcha esta legislatura y lo estamos estudiando. También falta hacer una labor de concienciación de lo que significa el vino para Valladolid y crear un nexo de unión con grandes eventos, como con el Concurso Nacional de Pinchos y Tapas.
En el sentido de apertura a otras ciudades, el País Vasco, y especialmente Portugalete, están llamando a la puerta de Valladolid para hacer cosas en común e incluso hermanarse. ¿Cómo están las relaciones?
Hemos tenido varios encuentros informales con los responsables de Turismo de Portugalete en las ferias de Intur y Fitur y fueron unas conversaciones muy agradables, aunque aún no hemos concretado nada, pero estamos en consonancia. Ahora que ya estamos más adaptados a las nuevas tareas de la Concejalía es el momento de empezar a establecer lazos, que seguro que son fructíferos.
Tenemos la magnífica imagen de ser una de las ciudades en las que mejor se habla español. ¿Cómo se afrontará la oferta turística en este aspecto?
Me sorprende mucho el dato de que las regiones de España donde más turismo idiomático hay sean la ciudad de Barcelona y el sur de Andalucía, y que Valladolid no sea un lugar de peregrinación para aprender el idioma. Hay que trabajar en torno a dos líneas: la de conectar a todos los gremios del sector interesados -academias, universidades, residencias, etc.- y la de especializarse. Lo que he visto que funciona en Europa es la especialización en un tipo de turismo idiomático, por ejemplo por franja de edad. Es el caso de la pequeña ciudad inglesa de Chester, volcada en los adolescentes que hacen su primera salida para aprender inglés. Las familias buscan una ciudad de tamaño medio, tranquila y segura para enviar a sus hijos y ese podría ser el caso de Valladolid. Por eso hay que pensar en a qué turista nos queremos dedicar y qué especialización puede ser más rentable.

Ana Redondo, concejala de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Valladolid, en un momento de la entrevista en su despacho
Valladolid podría ser un centro de compras de referencia en Castilla y León por su gran cantidad de superficie comercial. ¿Cree que nos favorecería abrir el comercio los fines de semana, como hacen ya capitales como Madrid?
Creo que hay dos tipos de modelo de ciudad: el europeo, un modelo sostenible donde prácticamente no necesitas el coche y puedes disfrutar de las compras en los barrios o en el centro; o un modelo de ciudad americana, donde la gente se desplaza a las grandes superficies comerciales a pasar el día entero. Y ese no es el modelo que deseo para Valladolid. Aunque aún no tengo una opinión cerrada sobre esto, creo que si potenciamos este modelo acabaríamos con el pequeño comercio, que no solo ofrece un servicio de compras sino también un labor social con el cliente. Si se apagan sus luces estaremos viviendo en una ciudad fantasma.
Otro modelo de turismo que también puede ser interesante es el industrial, con visitas a fábricas como Fasa-Renault para ver cómo se fabrica un automóvil. ¿Hay alguna idea de este tipo en marcha?
Curiosamente, Renault nos ha propuesto hacer un museo de coches antiguos, con grandes modelos que han dejado una impronta histórica. Lo que ocurre es que ahora mismo, por la situación política, las conversaciones entre el Ayuntamiento y el Gobierno están paradas, pero hay espacios interesantes como las naves de la estación de trenes para poder trabajar en esta idea en el futuro.
Como conclusión, ¿qué cree que le falta a Valladolid?
Lo que necesitamos es crear una buena marca de ciudad y nos falta hacer mucha promoción. Como producto no nos falta de nada, es muy bueno y hay que sacarle jugo, situarnos en el mapa con unas buenas campañas de promoción, con paquetes turísticos de fin de semana que incorporen todo lo que hemos dicho anteriormente, hacer atractiva la ciudad cambiando esa imagen del pasado y que se vea como una a la que apetezca volver y que está ahí al lado.
Por Julio Rubio y Sonia Vidal
Fotografía: Henar Cesteros
También puedes leer la entrevista en las páginas 24 a 27 del útlimo número de Revista Turismo