Bosques, valles, ciudades, parques urbanos… Las posibilidades son tantas y de tal belleza para conocer en esta época del año que te proponemos algunos destinos para que no te vuelvas loco buscando esos lugares del mundo que más merecen la pena para descubrir este otoño. Paraísos que se vuelven aún más bellos con el filtro natural de los matices ocres, cobrizos y anaranjados de los meses de otoño.
ZERMATT (Suiza)
Zermatt es una villa alpina y un paraíso del esquí en invierno. Ocupa un lugar privilegiado en los Alpes suizos, en medio de un escenario impresionante, rodeada de bosques profundamente nevados y numerosos picos, como el emblemático Matterhorn, una de las montañas más fotografiadas y famosas del mundo. Un paisaje natural que contrasta con una villa de casas de madera y cerrada al tráfico de vehículos a motor. El otoño, con temperaturas no tan frías como en invierno, es una época perfecta para visitarla, pero si buscas un paisaje completamente nevado, deberás esperar a los meses de noviembre o diciembre para disfrutar al 100% de este lugar de cuento. Su estación de esquí es la más alta de Europa y una de las diez mejor valoradas del mundo, permaneciendo abierta durante todo el año. Hinterdorf es la parte más histórica de la villa de Zermatt y Gornergrat es el punto con mejores vistas del lugar, al que se puede subir en un ferrocarril que serpentea la montaña.

Villa alpina de Zermatt (Suiza).
MACHU PICCHU (Perú)
También conocida como Machu Picchu Pueblo, Aguas Calientes se encuentra en una profunda garganta a los pies del camino que lleva a las ruinas de este santuario y rodeada de una impresionante vegetación. El otoño es una época estupenda para viajar a Perú y disfrutar de este paraíso natural gracias a que las temperaturas rondan los 15 y 20 grados y lugares como Machu Picchu están mucho menos saturados de turistas. Sus dos principales atractivos son los baños termales, a menos de un kilómetro de la villa, a las que se les atribuye propiedades medicinales, y la enigmática ciudad inca de Machu Picchu, situada a casi 2.500 metros sobre el nivel del mar. Esta es una obra maestra de la arquitectura, una ciudad de piedra encajada en medio de los Andes peruanos y perfectamente integrada en el increíble paisaje. Huayna Picchu es el pico más alto y un magnífico telón de fondo de las ruinas; un camino con peldaños permite alcanzar la cumbre en apenas una hora.
SAFARI POR ÁFRICA (Kenia)
A partir de septiembre las lluvias disminuyen y los animales suelen verse más, por lo que esto hace de los meses de otoño una de las mejores épocas para realizar un safari por países como Kenia. Este es naturaleza salvaje por excelencia y de entre toda su inmensa variedad de paisajes y fauna, la reserva natural por antonomasia es Masai Mara. En este Parque Natural vive en plena libertad la fauna más representativa del continente, por lo que eclipsa a los demás parques. Organiza un safari por la zona y disfruta de espectáculos naturales como la migración de los ñus, uno de los mayores atractivos de la zona; la bucólica estampa de las infinitas llanuras salpicadas por alguna acacia amarilla; o el fortuito encuentro con algún hipopótamo en busca de una charca, hienas al acecho de carroña, gacelas pastando o hermosas manadas de elefantes. Las tribus maasai son la otra imagen del parque, que muestran al turista su modo de vida y sus ritos más ancestrales.
NUEVA YORK (Estados Unidos)
Los bellos colores del otoño hacen de Nueva York una ciudad aún más impresionante, si es posible. El pulmón neoyorkino, Central Park, se tiñe de los ocres y colores anaranjados de esta época del año, convirtiéndolo en un lugar idílico y romántico. Las populares avenidas de la ciudad no estarán tan abarrotadas como en verano y aún no hará demasiado frío para poder disfrutar de unas buenas rutas turísticas por la gran urbe. La isla de Manhattan podría considerarse como la capital del mundo; es el centro financiero y de compras de Nueva York y también el de la cultura, con sus museos y galerías, el epicentro de las comunicaciones y donde se imponen las tendencias y un hervidero incesante de gente por sus avenidas eternamente iluminadas. Entre sus imprescindibles está la Quinta Avenida, Central Park o el barrio del Soho, con sus aires bohemios. El edificio Empire State y la Estatua de la Libertad son sus iconos de postal y la vista nocturna del ‘skyline’ que forma Manhattan desde New Jersey es una imagen incomparable.

Imagen del skyline de Nueva York (Estados Unidos).
VARANASI (India)
La India es uno de los mejores viajes que se pueden hacer en otoño. De noviembre en adelante las lluvias arrecian y la sensación de calor húmedo disminuye. En este país, además de su caótica capital, Bangkok, no te puedes perder la ciudad de Varanasi, uno de los lugares más sagrados para el hinduismo y un lugar profundo y de cruda realidad del país. Su estructura es un laberinto de callejuelas con más de 1.000 templos y 3.000 años de antigüedad, que resplandece al amanecer, cuando los más devotos se dirigen al sagrado río Ganges para bañarse en los ghats -esas grandes escalinatas que conducen hasta el agua-. Allí cada día miles de lugareños y peregrinos de todo el mundo realizan sus rituales en un desfile continuo de gente que resulta impresionante. Un lugar único con sus mujeres envueltas en sus saris, las sedas y brocados en su hervidero de mercados o las hordas de vacas sagradas vagando a su voluntad. El Templo de Oro, recubierto de 800 kilos de este metal, es imprescindible.
BERGEN (Noruega)
La ciudad noruega de Bergen es una increíble ventana a los fiordos. Sus pintorescas casas de madera, pintadas de llamativos colores y colocadas en fila, una tras otra, ofrecen una llamativa imagen de la que es una de las ciudades más antiguas y más bellas de Noruega. Su zona más bonita es el barrio de Bryggen, el muelle, con los edificios más antiguos, Patrimonio de la Humanidad. Desde aquí puedes iniciar las rutas más bellas de Noruega hacia impresionantes paisajes y fiordos, esos tajos desmedidos que recortan la costa y dejan precipicios de vértigo. Naturaleza repleta de lagunas y glaciares, parques nacionales y el encanto de sus aldeas con sus iglesias medievales de madera.
LA GRAN MURALLA (China)
Es el símbolo más reconocible de China y su extensión, junto a sus ramificaciones, es de más de 20.000 kilómetros. Fue construida por los habitantes de la época con el objetivo crear una fortificación frente a los invasores de Mongolia. La forman altos muros de piedra con torres de vigilancia, puestos militares y portones que permitían antaño el paso de comerciantes. Puede visitarse con una excursión desde Pekín y caminar por lo alto de algunos de los tramos mejor conservados de esta vasta construcción que serpentea por las montañas del Norte del país. Recorrerla bajo un infatigable sol de verano no resulta muy alentador, por lo que el otoño o la primavera son dos épocas inmejorables para disfrutar de los encantos de un país como China. De todos modos, no hay que olvidar que la gran extensión del país chino hace que posea muchas zonas con diferentes climas.
VALLE DEL DUERO (Portugal)
A la belleza que in situ tienen las ciudades y el paisaje portugués se suman los colores del otoño. Contemplar los viñedos teñidos de ocre y marrón resulta fascinante. Una opción interesante para viajar en otoño es visitar esta región de Portugal y hacer un recorrido por este paisaje único que ha sido reconocido como Patrimonio Mundial por la Unesco. Puedes comenzar la visita desde Oporto, en la desembocadura del río Duero, y desde allí ir recorriendo el ‘Vale do Douro’. A partir de octubre, esta zona se vuelve sublime, gracias al mar de colores rojo, amarillo y naranja de los viñedos. Sin duda, el otoño es el momento ideal para viajar al Valle del Duero, y la mejor manera es realizando un crucero fluvial, por supuesto con paradas en las bodegas para degustar los deliciosos caldos que allí se producen.