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El Santo Grial está en León

El Santo Grial está en León

Por Carlos Blanco Álvaro

El Santo Grial, fuente de conocimiento y vida eterna, no es otro que la copa hasta ahora conocida como el cáliz de Doña Urraca, guardado en la colegiata de San Isidoro de León. Convertido ya, por este motivo, en un lugar de visita tan destacado como la sábana de Turín. 

El Camino de Santiago constituye el mejor remedio posible para renacer a una nueva vida a través de conocimiento interior y exorcizar las soledades del peregrino. Quienes han caminado por sus sendas milenarias saben que el camino trasciende el mero recorrido a través del arte de las piedras. También es la ruta de las estrellas, la Vía láctea que orienta a santos y herejes. El camino que siguió un cura del Poitou francés, Aimeric Picaud, mientras escribía rumbo a Compostela un diario que se convirtió en el primer libro de viajes del mundo: el “Liber Sancti Jacobi”. Un relato apasionante, lleno de datos y peripecias, donde, entre otras muchas cosas, el poitevino informa y refiere sobre las creencias, la arquitectura y la astronomía del camino. Los tres destacados ingredientes que contiene, por ejemplo, el templo de San Juan de Ortega, a las puertas de Burgos. Santo albañil y por tanto masón. Como su colega, Santo Domingo de la calzada.

Camino de peregrinos, pero además de pícaros, ocas, santos y templarios. Y a su lado, sorprendentes reliquias. Siempre que se adivinan caballeros existe un Monsalvat cerca. La sierra de la Demanda, donde la tradición quiso hasta ahora situar el Santo Grial por San Pantaleón de Losa. Y aquí viene la gran pregunta ¿Qué tiene que ver el Grial con los orígenes de Castilla y León? Algunos mitólogos quieren ver en esa copa misteriosa el secreto de la mal llamada reconquista. En busca de esa sabiduría y conocimiento contenido en el grial, de la salud eterna, cabalgaban desde el sur los moros y desde el norte los cristianos.

santo grial

El conocido hasta ahora como Cáliz de Doña Urraca, guardado en la colegiata de San Isidoro, en León.

No hay que tener mucha imaginación para fantasear con la llegada del joven Parsifal, desde las nieblas de Camelot, hasta el Cebreiro donde se produjo el milagro de la conversión del vino en sangre. Si Parsifal llegó a bordo de una barca tirada por cisnes y ocas, Santiago alcanzó Padrón en una balsa de piedra. Dice una vieja leyenda que fue Alfonso VI quien tras conquistar Toledo a los musulmanes, llevó el Santo Grial que estaba guardado en la cueva de Hércules hasta la iglesia del Salvador en Oviedo. Y aún existen más enclaves.

El Grial y el Camino de Santiago siempre han compartido el mismo misterio. Ocultas peripecias recientemente desveladas tras las investigaciones de los historiadores Margarita Torres y José Miguel Ortega, vertidas en su libro: “Los reyes del grial”. Una obra importante y rigurosa que llega ya por la quinta edición en España, y está a punto de editarse en el Reino Unido.  Se trata de un estudio que revela a ciencia cierta donde permaneció el Grial durante siglos. El hallazgo y traducción de unos pergaminos en la universidad egipcia de Al-Azhar, certificó que la llegada a la península de la copa con la que Jesús celebró la última cena se debió a un presente del califa de Egipto al Emir de Denia. Qué, a su vez, envió como regalo al poderoso rey Fernando I de León.

El Santo Grial, fuente de conocimiento y vida eterna, no es otro que la copa hasta ahora conocida como el cáliz de doña Urraca, guardado en la colegiata de San Isidoro de León. Convertida ya, por este motivo, en un lugar de visita tan destacado como la sábana de Turin. El lienzo que amortajó a Cristo tras el desclavamiento de la Cruz por José de Arimatéa, el primero los discípulos que custodió el Santo Grial. Otro motivo más para seguir a los caballeros del Rey Arturo en busca de su ideal y hacer el Camino de Santiago en cualquier época del año.

 

Lee el artículo de Carlos Blanco en la página 95 de Revista Turismo.