El 2017 ha dejado buenos datos para el turismo rural en Castilla y León, que recibió más de 7,13 millones de viajeros entre enero y octubre de este año, un 14% más que en el mismo periodo del 2016; y las pernoctaciones repuntaron un 12,53% hasta superar los 11,8 millones, según los últimos datos aportados por la consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, Josefa García Cirac, durante su intervención en la inauguración de la Feria Internacional de Turismo de Interior (INTUR). Respecto al turismo rural, García Cirac dijo que en los diez primeros meses del año, el número de viajeros creció un 8,91%, hasta los 907.755; y el de pernoctaciones un 6,69%, hasta las 1.808.949. A pesar del crecimiento en la demanda, el hermano pequeño del turismo sigue estando muy relegado a las escapadas de fin de semana, amenazado por la competencia desleal y a falta de una planificación estratégica por parte del Estado.
El turismo, especialmente en ciertas comunidades como la de Castilla y León, que se agarra al denominado como rural, ha tenido que renovarse o morir. Hoy en día, la gastronomía, el enoturismo y la naturaleza se han consagrado como pilares básicos en la oferta para los viajeros. Frente al turismo tradicional de sol y playa se impone, cada vez con más fuerza, la demanda de un turismo de mayor calidad, dentro del que se buscan destinos menos masificados, alojamientos más exclusivos e intimistas y actividades culturales o deportivas que poder realizar.
Nuestra Comunidad mantiene su hegemonía como destino rural preferido los viajeros, pues ya en el pasado año 2016 fue líder nacional en este sector, con un total de 1.564.041 pernoctaciones, por delante de Cataluña (1.123.195) y Baleares (972.689), con un aumento del 8,7% respecto a 2015, según los últimos datos de la Encuesta de Ocupación en Alojamientos Turísticos emitida por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El hermano pequeño del turismo sufre
España suma en turismo rural 15.600 alojamientos, con un total de 147.000 plazas y casi 10 millones de pernoctaciones, pero en el cómputo general, esto es apenas un 20% de ocupación, según datos publicados por El País. Esto se traduce en que, en la mayoría de los casos, el propietario de un alojamiento de turismo rural lo explota durante el año poco más que los fines de semana. Se trata de un negocio cada vez más demandado, pero que sufre de un gran intrusismo, una estructura fragmentada y de la ausencia de una planificación estratégica por parte de las instituciones. El Gobierno de España lanzó hace tres años un plan específico para el turismo rural, pero apenas hay análisis en el Ministerio sobre este sector, lo que dificulta cuantificar el impacto del intrusismo o hablar de rentabilidad para los propietarios.
La tendencia, según el INE, de los precios en este sector es que crecen muy por debajo de los del resto de alojamientos turísticos y esto se debe, principalmente, al intrusismo, a las viviendas no legalizadas, que no salen en las estadísticas del INE y por ello esta competencia desleal se traduce en una mayor presión a la baja sobre los precios. Esto se une además a cambios en las tendencias del consumidor, como que el hotel, como tal, ya no es el principal reclamo, sino que el cliente busca una experiencia completa en torno a ese hotel: actividades deportivas, lúdicas en la naturaleza y gastronómicas, principalmente.
DATOS DE OCTUBRE 2017 EN CASTILLA Y LEÓN
- 794.554 pernoctaciones en hoteles: de las que 621.450 correspondieron a viajeros españoles y las 173.104 restantes fueron de viajeros extranjeros.
- 481.637 viajeros: de los que 363.391 eran residentes en España y 118.246 extranjeros.
Por Sonia Vidal.