Si algo es característico en la provincia de Burgos es su oro líquido; rojo o rosado, pero siempre incomparable en color, estructura y casta para los amantes de una buena mesa con un vino de calidad. Una región vitivinícola de referencia mundial que acoge en su territorio dos Denominaciones de Origen, Ribera del Duero y Arlanza, y donde la uva Tempranillo es su tesoro más preciado, conocida como la Tinta del País. Viajamos a una tierra en la que el enoturismo se hace ‘enocultura’, pues posee más de 140 bodegas, en su mayoría visitables, que abren las puertas a todos procesos de producción que realizan. Una región de condiciones únicas para aprender del vino, conocerlo mejor, apreciarlo y disfrutar de las actividades derivadas de estos caldos en cualquier época del año. Tu cita con el vino está en tierras burgalesas.
BENDICIÓN DE COLOR CEREZA
El suelo burgalés está bendecido por una combinación única de tierra, clima extremo y una uva autóctona como es la Tinta del País (Tempranillo), que produce unos magníficos y complejos vinos de intenso sabor y aroma frutal. Ésta se combina con otras variedades como las Merlot, Cabernet Sauvignon y Garnacha, que dan caldos potentes y de característico color cereza picota. La Ribera del Duero la articula el río del mismo nombre y la forman un total de 102 municipios, de los que 60 pertenecen a la provincia de Burgos; y su Denominación de Origen (D.O.) fue reconocida en el 2012 como la mejor del mundo, según los Wine Star Awards, los ‘Óscar’ del mundo del vino. Por su parte, la D.O. Arlanza está compuesta por 67 núcleos de población, de los cuales 54 son burgaleses. En definitiva, más de 110 atractivos enclaves llenos de mares de vides y bodegas que conjugan de manera armoniosa con los cambiantes campos de cereales o con la Sierra de la Demanda en la lejanía.
FIN DE SEMANA DE BODEGAS
El enoturismo nace como una oferta turística innovadora, original, no masificada y de gran calidad. De esta manera, Burgos es el lugar perfecto para disfrutar de las rutas del vino y tiene mucho que ofrecer a lo largo de sus más de 140 bodegas, en su mayoría visitables, donde podrás aprender a catar un vino, con la disciplina que esto conlleva; disfrutar del paisaje de vides y urbes históricas; o pasar la noche en los fantásticos alojamientos que ofrecen algunas de las abadías y fincas vitivinícolas, estancias únicas que combinan la degustación del vino con el descanso, sesiones de vinoterapia y otros tratamientos. La mejor opción para aprovechar tu paso por esta rica región y disfrutar de todas las actividades asociadas al mundo del vino.
Te ofrecemos una lista de algunas de las bodegas más conocidas de la región, con unas instalaciones de ensueño como Portia (Gumiel de Izán), Finca Torremilanos (Aranda de Duero), Raíz y Páramo de Guzmán (Roa), Prado de Olmedo (Quintana del Pidio), Buezo, Real Sitio de Ventosilla (Gumiel de Mercado) o Buezo (Mahamud). En estas bodegas podrás además adquirir vinos de autor y ediciones limitadas, una opción tan exclusiva como recomendable para los amantes de la gastronomía y la cultura del vino.
SORPRENDENTE VIDA SUBTERRÁNEA
Aunque quedan lejos las labores realizadas antiguamente (prensado en piedra, el pisado, el transporte odres…), te proponemos una mágica visita a las bodegas subterráneas de Aranda de Duero, uno de los núcleos centrales de la Ribera del Duero. Más de siete kilómetros de un entramado de túneles bajo el casco histórico de la ciudad, a una profundidad de 9 y 12 metros, excavado en la Edad Media y que era el mejor lugar para elaborar y conservar el vino gracias a sus niveles constantes de humedad y temperatura (11-13º C). Una de las más conocidas es la Bodega de las Ánimas.
VINOTERAPIA Y MARIDAJE
Otra propuesta para combinar en tu ruta de enoturismo es la vinoterapia, uno de los más modernos e innovadores tratamientos para el cuerpo y la mente. En la Ribera del Duero puedes contratar sesiones de cuidados a base de vino y sus derivados, así como disfrutar de buenas instalaciones de circuitos de SPA. Y para disfrutar al máximo de los tintos y rosados burgaleses, combina su sabor con platos típicos como el lechazo asado, el queso o la morcilla de arroz. En general, con carnes rojas, asados, aves y charcutería se recomiendan los Ribera más audaces, como el joven, el crianza o el roble. Con un rosado, acompañaremos mejor un pescado al horno, sopas y cremas o la tradicional olla podrida de la zona, hecha a base de alubias rojas.
DESTINOS CERCANOS
Las tierras regadas por las aguas del Duero y el Arlanza, además de sus caldos únicos, atesoran otras joyas: sus hermosas villas. Un rico patrimonio histórico-artístico repartido por localidades como Lerma, Covarrubias, Salas de los Infantes, Roa, Gumiel de Izán o San Esteban de Gormaz. Combina la visita a las bodegas con paseos por las empedradas calles, las colegiatas, castillos, torres y atalayas árabes o los yacimientos arqueológicos que encontrarás en esta bella región.
Por Sonia Vidal
Lee el reportaje completo en pags 70 y 71 de la Revista