Társila es madre, abuela y bisabuela, es la amazona, la mujer fuerte e independiente que ha inspirado a toda una familia a lo largo de varias generaciones para recuperar la historia vitivinícola de una hermosa finca, Dehesa de Fuentes de Duero, y rehabilitar el caserío, el lagar y la bodega originales de 1834, convirtiendo a Bodegas Társila en un auténtico referente del vino artesano y de calidad. Prueba de ello han sido sus tintos 12 Meses y 6 Meses premiados con Gran Oro y Plata, respectivamente, en la última edición de los Premios Internacionales Zarcillo.
Társila es una bodega familiar situada en la cuenca del río Duero, en la provincia de Valladolid, que desde 2001 apuesta por la elaboración de vinos artesanos, singulares y con un carácter especial que le dan las nueve variedades diferentes de uva de sus 30 hectáreas de viñedos propios, situados en la finca Dehesa de Fuentes de Duero, en plena milla de oro de la Ribera del Duero vallisoletana. Unos caldos que son producto de la historia y la pasión de una familia dedicada al campo y al vino.

Ricardo Rodilla (derecha), director de Bodegas Társila, junto a sus hijos. Todos continúan con el legado bodeguero de Társila, que aparece a caballo en la imagen del cuadro.
A paso lento y artesanal
El director de la bodega, Ricardo Rodilla, es el fiel reflejo de esa tradición y quien junto a su madre, Társila, ha recuperado una bodega centenaria para convertirla en un lugar mágico, un caserío en el que se mezcla la belleza de la arquitectura original con un toque vanguardista. Un precioso salón alberga la sala de catas, una coqueta tienda y una zona para relajarse disfrutando de una copa de vino, junto a una antigua prensa que recuerda a esos tiempos pasados en los que todo se hacía de forma manual. “Siempre hemos querido ir despacio, hacer un vino tradicional, artesano, que siga teniendo encanto y no se convierta en un producto industrial”, explica Ricardo, que asegura que, pese al Gran Oro que ha conseguido su Társila 12 Meses, “nos mantendremos en la producción actual de 40.000 botellas al año”. Una producción limitada que les permite llevar a cabo un estricto control de calidad desde los viñedos hasta el embotellado.

Lagar de la bodega, con una antigua prensa.
Pasión centenaria con premios internacionales

Társila 12 Meses, premiado con el Gran Oro en los Zarcillo 2018.
Los vinos de Bodegas Társila se elaboran a partir de viñedos propios distribuidos en parcelas con Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon, Riesling, Sauvignon Blanc, Gewürztraminer, Verdejo, Chardonnay y Petit Verdot. Una apuesta por variedades poco comunes en la zona, como esta última, una uva presente en todos sus tintos -como el Selección Especial 100% Petit Verdot- “y difícil de controlar en viñedo y en botella, pero con la que estamos obteniendo muy buenos resultados”, explican los bodegueros. Unas variedades que combinan a la perfección con otras que ponen en valor el origen de estas tierras, algo por lo que aboga la familia, así como por realizar un cultivo lo más orgánico posible: ”el abono de las viñas procede de nuestro propio ganado”, explican.
Un trabajo que pone sobre la mesa dos colecciones de producción limitada con un total de cinco vinos amparados bajo la denominación I.G.P. Vinos de la Tierra de Castilla y León: la colección ‘Fuentes de Duero’, con sus dos premiados, Társila 12 Meses y Joven Roble 6 Meses; y ‘Társila Amazona’, que contiene el Rosado Pálido, el Selección Especial y el Blanco. Cinco vinos que muestran personalidades diferentes, pero en los que sobresale la calidad, la creatividad y la innovación. Características que no están reñidas con la de elaborar productos ganadores de varios premios internacionales de referencia, como el Gran Zarcillo de Oro o el Mundus Vini Gold, este último recibido recientemente para su 12 Meses 2014.
Una finca histórica
Además de sus vinos, la histórica finca en la que se ubica Bodegas Társila, Fuentes de Duero, que en sus orígenes fue un poblado autónomo, ofrece infinitas posibilidades. Una gran dehesa, refugio natural de diversas especies y de varios tesoros patrimoniales, pues aún se conservan edificios de la Edad Media, como la Iglesia románica consagrada a Santiago, con su cementerio, y también la Torre de Defensa y las antiguas vías de tren, con un puente de hierro que cruza sobre el río Duero.
Por eso Társila es mucho más que una bodega. Es un lugar enigmático lleno de posibilidades y en el que, además, poder disfrutar de unos vinos únicos de reconocimiento internacional.

Portada de la iglesia románica situada en la finca Fuentes de Duero.

Viñedos de Bodegas Társila, en la finca Fuentes de Duero.